Cuando hablamos de desaprendizaje reflexivo hacemos alusión a la aplicación de cambios profundos en la forma de ser de una persona o en los pilares identificativos de una organización.
Se trata de un proceso, o una serie de éstos, que requiere un gran esfuerzo y cuyo cambio, para ser mantenido en el tiempo, debe darse tras un análisis completo y una toma de decisiones en firme.
El ciclo del desaprendizaje se compone por tres fases básicas:
La primera fase del proceso de desaprendizaje es, quizá, la más complicada ya que requiere la posesión de un ojo crítico y evaluador que ponga absolutamente todos nuestros conocimientos y procesos bajo la lupa.
Para comenzar, debes reunir todos aquellos elementos que te caracterizan: convicciones, conocimientos, creencias, hábitos, costumbres…
Una vez concluido el punto inicial, debes identificar, clasificar y determinar cuáles serán los aspectos susceptibles de modificación. Debes tener en cuenta que no todos los elementos anteriormente reunidos serán válidos y que para establecer verdaderamente un cambio es imprescindible que reflexiones de forma consciente y sincera.
Quizá te parezca una tontería, pero, aunque no te lo creas, en este punto ya habrás recorrido un largo camino ya que, tendrás una conciencia sobre ti mismo que antes ignorabas y estará en tu mano cambiar aquellos aspectos susceptibles de mejora.
Ha llegado el momento de tomar decisiones y establecer un plan que garantice que se produzca verdaderamente el proceso de cambio.
Para ello, es necesario que nos ocupemos de desaprender, pero también de reaprender, es decir, de actualizar nuestros conocimientos y paradigmas para lograr mejoras en nuestros resultados.
Comentarios